
Ayer pudimos disfrutar de una jornada histórica. Se disputaba la edición número 20 de la media maratón de Mataró y, por primera vez en Catalunya, nos pudimos reunir más de una decena de corredores descalzos.

Este domingo llevaba mucho tiempo marcado en el calendario de José Luís Díaz. Desde que, hace casi un año se quitase sus zapatillas de correr y empezase a hacerlo sin ellas, tenía bien claro a dónde quería llegar. A correr en casa, delante de los suyos y demostrar que, con fuerza de voluntad, entrenamiento y saber hacer, podía disfrutar de correr libre de ataduras. He podido entrenar con él y llevar parte de su transición al minimalismo y es una auténtica maravilla verlo correr.
Planteó a unos cuantos que nos animáramos a correr la Mitja de Mataró y, poco a poco nos fuimos sumando a la convocatoria. Este año, la organización había programado dos carreras, la media maratón y el 1/3 de la media (7km), de manera que permitió a más gente sumarse a la propuesta. Los 7km son una muy buena distancia para para empezar a sentir las sensaciones de correr descalzo en carrera.
Al final, nos juntamos los 13 (11 chicos y 2 chicas) en el pabellón donde hacían la entrega de dorsales (fuera hacía mucho frío). Algunos ya nos conocíamos de antes, pero con otros no, de manera que aprovechamos la ocasión para ponernos cara, voz y nombre a nuestros respectivos perfiles de las redes sociales. Una de las cosas curiosas de los que compartimos el gusto y la "locura" de correr descalzos es que, aunque no hayamos hablado nunca en persona, parece que nos conozcamos de toda la vida, y eso hace que la camaradería que se respire, sea especial.

Entre todos, había quien se enfrentaba al reto de correr por primera vez una carrera descalzo, otros a su primera media maratón, otros que querían bajar su marca personal, pero sobretodo, predominaba el querérselo pasar bien. Aunque quisimos empezar juntos, en la línea de salida nos separaron en los diferentes cajones. Después, estuvimos unos 10 minutos esperando a que diesen el pistoletazo de salida. Se nos hizo larga esa espera porque el frío era intenso y los pies se enfrían rápido. Pero la carrera empezó. Cuando salimos de Mataró, el sol ya empezaba a calentar el cuerpo y el asfalto, y los pies lo agradecieron mucho. El trazado tenía bastantes subidas y bajadas pero el suelo, salvo algún tramo corto, era ideal para correr descalzo. La parte que iba paralela al mar tenía, además, una buena línea blanca contínua sobre la que correr.
Una de las cosas más sorprendentes de la carrera fue ver correr a Esteve Olivé. Personalmente no lo conocía, pero pude ver, que es capaz de transmitir lo que debería poder transmitir cualquier corredor: plasticidad y alegría. Uno puede correr más o menos rápido, pero la técnica tendría que ser siempre fluida. Uno puede estar más o menos cansado, pero la cara tendría que transmitir siempre entusiasmo. Y Esteve lo tiene todo.
Lo vimos pasar en sentido contrario un par de veces y en ambas la sonrisa que tenía, demostraba que estaba disfrutando de lo lindo. Además, corre muy rápido y permite demostrar que no hace falta llevar nada en los pies para correr rápido. Acabó la carrera el 9º de la general y realmente contento de cómo le fue la carrera.
El resto acabamos muy contentos también. Unos más cansados que otros, unos antes que otros, pero mantuvimos la complicidad hasta la hora de despedirnos. Ahora toca pensar en nuestra próxima reunión que será, seguramente, la Mitja de Granollers (en febrero) y acabar de perfilar el gran evento que prepararemos en la Marató d'Empúries (29 de abril) de la que en breve os informaré.
Y como si fuese algo que ya estaba escrito, al ir hacia el coche para volver a casa, nos encontramos con esto...

Está claro que en Mataró dejamos huella!
Salud y kilómetros!!