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La zapatilla y los pies. Características e interacciones


Cuando hasta ahora hemos comprado unas zapatillas para correr, nos hemos dejado seducir y convencer por todo aquello que éstas nos podían aportar. Buscamos en ellas un buen sistema de amortiguación y de protección, que sean cómodas y estables.


Pero siempre hemos prestando más atención a las características de este elemento externo, que a saber o entender qué hace nuestro cuerpo con ellas o, qué haría en el caso de no llevarlas.

Esto sucede en parte, porque estamos malacostumbrados a ver al cuerpo como un organismo pasivo o inerte, que sólo es capaz de realizar ciertas acciones si recibe algún tipo de ayuda externa. Y para correr, hemos pensado, o nos han hecho pensar, que sin las zapatillas que nos vendían seríamos incapaces de hacerlo bien y que, además, eran imprescindibles para no lesionarse.


Pero aún así, son miles las personas que se lesionan simplemente por correr, a pesar de que el mundo de la zapatilla haya evolucionado y haya añadido la más sofisticada de las tecnologías. De manera que la conclusión es que hay algo que hacemos mal.


Unos hablan de que nuestro cuerpo no está hecho para correr, que es antinatural. Otros que nuestras articulaciones sufren demasiado por la cantidad de impactos que reciben, pero son pocos los que todavía han pensado que el origen de estas lesiones sea, justamente, haber llevado las zapatillas de correr que nos han vendido hasta ahora.



¿CÓMO SE PUEDE DEMOSTRAR?


Si hacemos un análisis en profundidad no sólo de la zapatilla de correr, sino de qué hace nuestro cuerpo con ellas, que en definitiva es lo más importante, podremos entender por qué son, en la mayoría de los casos perjudiciales, y nos aportan justamente lo contrario de lo que anuncian, aunque a simple vista no lo parezca.


Paralelamente veremos que nuestro cuerpo tiene más capacidad de reaccionar y de adaptarse a las circunstancias de lo que creemos. Tan solo, hay que darle la oportunidad de desarrollarse correctamente o entrenarlo para ello.


De esta manera, al conocer los pros y los contras, podremos ser más libres a la hora de elegir lo que más os conviene para correr.



¿EL PIE PUEDE IR DESCALZO?


Pensar que el cuerpo, o en particular los pies, no están preparados para ir descalzos es exactamente igual que pensar que nuestros ojos no están preparados para ver, que nuestro estómago no está preparado para digerir o nuestros pulmones para respirar.


Resulta bastante ilógico pensar que los elementos que nuestro cuerpo tiene, fruto de miles de años de evolución, no tienen una función determinada. En el caso de los pies, como son nuestros puntos de apoyo, están diseñados para mantenernos erguidos y para soportar, acompañar y generar el movimiento sea cuál sea, incluido el correr.


El problema con el que nos encontramos hoy en día es que haberlos escondido en los zapatos durante gran parte de nuestra vida ha hecho que ahora no estén del todo preparados para podernos dar el máximo rendimiento y que incluso que sean algo frágiles.



LAS ZAPATILLAS VS. LOS PIES


Imaginemos que lo mismo que les hemos hecho a los pies, es decir, cubrirlos continuamente con un objeto que nos protegiera de los golpes, cortes, clavos o del frío, lo hiciésemos con otra parte del cuerpo, las manos por ejemplo. Si igualmente, limitase la movilidad de las mismas, podríamos encontrar en unos guantes de boxeo ese elemento externo con características similares a los zapatos.

Aunque parece un tanto exagerada la comparación, lo cierto es que no hay demasiadas diferencias entre llevar zapatos en los pies y estos guantes en las manos. Lo que pasa es que vemos la comparativa desde el punto de vista de lo que pueden hacer las manos. Y sabemos que con estos guantes la movilidad se ve bastante reducida y que no seríamos capaces de hacer lo que hacemos habitualmente con ellas.


Si desde pequeños hubiésemos sido incitados u obligados a llevar un par de estos, seguramente hoy seríamos mucho menos hábiles con ellas. Las manos estarían bastante desentrenadas, serían menos móviles, pero estaríamos de acuerdo en que todavía estarían diseñadas para manipular.


Sabiendo lo que pueden hacer las manos, ¿no haríamos un esfuerzo por entrenarlas para que pudiesen moverse como somos capaces hoy en día? Pues lo mismo deberíamos querer hacer con los pies.



¿QUÉ BENEFICIOS APORTA EL PIE DESCALZO?


Es difícil saber qué somos capaces de hacer con unos pies bien desarrollados, quizás podríamos ser capaces de colgarnos de los árboles boca abajo aguantados solamente por los dedos, pero por lo general, tampoco creo que sea la intención.


Pero si entendemos que los pies son nuestros puntos de apoyo y forman por lo tanto, nuestros cimientos sobre el cual se equilibra y se aguanta el resto del cuerpo. Como cualquier cimiento de un edificio, van a condicionar directamente y continuamente la estructura que queda arriba.


Igual que no se nos ocurriría construir una casa con unos malos cimientos, porque más pronto o más tarde se vendría abajo, no deberíamos dejar que nuestro cuerpo se construyera ni se mantuviera sobre unos malos cimientos. No nos caemos como se caería un edificio porque nuestro cuerpo es un ser vivo, no somos ladrillos y cemento y tiene una capacidad constante de equilibrarse, pero nuestra postura estática y dinámica se ve condicionada.


Y sabemos que una mala postura es la responsable de molestias, dolores y lesiones en la espalda, por poner un ejemplo. Y si cambia la forma de nuestro cuerpo, automáticamente se ven alteradas las diferentes funciones del organismo.


Unos malos cimientos, es decir, unos pies poco desarrollados, como podrían ser unos pies planos, pueden alterar la forma de mi cuerpo, hacer que este se encorve hacia adelante por ejemplo. Y con un tórax encorvado, la función respiratoria se ve directamente alterada.


Y para los movimientos, podemos recuperar el ejemplo de los guantes de boxeo. Coger una botella de agua con estos sería posible pero algo más complejo ya que necesitaríamos de más elementos que nos ayudasen a conseguir nuestro objetivo. En este ejemplo deberíamos utilizar las dos manos para coger la botella, tendríamos que recurrir más a los hombros de lo que haríamos con las manos desnudas. Si este gesto lo repitiésemos muchas veces, más pronto o más tarde nos aparecerían las primeras contracturas en los trapecios. Y el origen de esas contracturas no sería otro que haber llevado este tipo de guantes y no del hecho de que el coger la botella y beber fuese un ejercicio antinatural.


Además, el utilizar más elementos para conseguir el mismo objetivo hace que este sea mucho más costoso energéticamente hablando y, en consecuencia, mucho menos eficiente.


Así que las consecuencias de llevar calzado en los pies hace que el organismo no pueda mantener unas funciones óptimas tanto en su día a día como en la actividad deportiva, de manera que parece interesante que los pies den su máximo rendimiento.

Jordi Vizcaíno

Hola soy Jordi, Educador Físico y Entrenador Personal. Me considero un apasionado del deporte y de la actividad física saludable. Estoy en constante búsqueda de lo que puede mejorar la salud de la gente que me rodea y desde mi Blog trato de explicar de forma didáctica todo aquello que me parece interesante. Gracias por la visita!!

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