
Después de estar dos años seguidos, en uno de los cajones de salida de la Maratón de Barcelona, en esta ocasión quería dedicarme a animar a mis alumnos, amigos y el resto de desconocidos, en su particular carrera por los 42,195 kilómetros de la prueba. Una de las deudas que tenemos los que corremos este tipo de pruebas, es la de devolver el calor recibido, en alguna otra ocasión. Animar a los que debutan, a los que corren para ganar o a quien, simplemente se quiere superar, es una de las cosas que se deberían hacer de tanto en cuanto. Te permite ver las cosas con perspectiva y valorar mejor tus hitos como corredor.
Como en las anteriores ocasiones, en las que corrí sin zapatillas, en esta edición otro pequeño número de atletas se decidían a hacerla de esta manera. Entre ellos estaba Esteve Olivé. Después de hacer su primera media maratón descalzo en Mataró (donde acabó 9º de la general con un tiempo de 1:16:49), este chico delgado, eléctrico, enérgico y que nunca pierde la sonrisa, quería probar con la mítica distancia. Acostumbrado como está a recorrer grandes distancias por montaña, correr la Maratón le permitía volverse a enfrentar a una gran prueba, después de salir de una fractura parcial de los ligamentos cruzados, provocada por una caída en bicicleta.
Cuando lo vi corre por primera vez, pude sentir lo que me gustaría que todos los corredores pudiesen transmitir: Plasticidad y Alegría. Tiene la capacidad, a la altura de muy pocos, de disfrutar de cada paso que da, y sus tiempos, acaban siendo la consecuencia de esta actitud. Por supuesto que tiene unas cualidades extraordinarias para correr, pero su gran mérito es cómo lo consigue. Y eso lo deberíamos valorar siempre. Es capaz de aplicar aquella mítica frase de Johan Cruyff de "salid y disfrutad" al atletismo. Hacerlo descalzo le permite aumentar el componente de diversión, a parte de lo que le aporta para tener una excelente técnica de carrera.

Antes de la salida, estuvimos hablando un buen rato y ya me comentaba lo especialmente rugoso que era el asfalto de la Avinguda Rius i Taulet. Repasamos un poco los tramos más incómodos del recorrido, para tenerlos algo más controlados. Así, en el caso de que se acumulase el cansancio, permitir anticiparse mentalmente para evitar que influenciase en el ritmo y en la carrera. Correr descalzo necesita un poco más de control mental que al hacerlo sin zapatillas por este sentido. Y más si son tantos kilómetros. Pero la morfología y la personalidad de Esteve, le permite evadirse de estas sensaciones incómodas, que de tanto en tanto aparecen, cuando el asfalto no es del todo agradable con los pies.
Iba a correr sin expectativas y en ningún momento hablamos de qué tiempo tenía pensado hacer (ni siquiera para coordinarme y verlo en un par de puntos del recorrido). Cuando en el kilómetro 10 pasó por el giro de Tarragona con Diputació, lo acompañé un rato mientras le preguntaba por las sensaciones que tenía. No hacía demasiado que había pasado la liebre de 2h 45' y el ritmo que llevaba era maravilloso, así que no esperaba que me dijese que iba mal. Pero mientras se reía, me comentó que se había encontrado una porquería de asfalto en el tramo de Diagonal...cosas de ir descalzo.

En la esquina de Passeig de Gràcia con Rosselló, lo volví a esperar. Tenía la misma cara de felicidad que le había visto al inicio, en el kilómetro 10 y, de hecho, la misma con la que siempre le he visto correr. Seguía igual de motivado y mantenía el ritmo. La técnica era equilibrada, plástica y eficiente. Seguí un rato a su lado animándolo hasta llegar a un avituallamiento, donde nos despedimos. Allí pude escuchar las palabras de sorpresa, incredulidad y admiración que dejaba el paso de Esteve detrás de sí...cosas de ir descalzo.
Como era imposible cruzar el circuito e ir a animarlo en otro punto, me quedé por allí animando al resto de corredores y esperando ver a algún conocido entre los miles de participantes. Después de un rato, tocaba ir hasta Paral·lel para ver llegar a los primeros. Dos horas y seis minutos después de haber salido, empezaban a aparecer. Los que estábamos allí, nos dedicamos a hacer ruido para darles algo de aliento que les hiciera más soportable el último tramo de la carrera.
Un rato más tarde, lo vi llegara lo lejos con su camiseta naranja de "Amigos del descalcismo". Al verme, levantó los brazos y gritó fuerte, contento por estar a pocos metros de la llegada. Lo seguí intentando que la mochila y la cámara de fotos no bailasen demasiado, mientras lo grababa con el móvil. Esto, a 4 minutos el kilómetro, no es nada fácil. Al final acabó con en 2h 52' 35". Un tiempo, que permite volver a pensar que las zapatillas de correr no son tan imprescindibles para realizar una gran marca.

Es el nuevo récord de Europa de Maratón descalzo, aunque deberíamos decir que lo es, en esta nueva era. Posiblemente, en la primera mitad del siglo pasado, donde el llevar calzado para correr no estaba al alcance de todos y era más fácil ver gente corriendo sin zapatillas, podríamos encontrar mejores marcas. Podría ser el caso del Irlandés Jim Hogan. Pero después de que las zapatillas amortiguadas encontrasen un lugar preferente en los pies de todos los atletas europeos, es el mejor tiempo de un corredor, sin ellas, en el viejo continente.
Después del arco de meta, lo vi hablando con sus compañeros de travesía, mostrando orgulloso la planta de sus pies intactos. Al salir del área exclusiva de los corredores, le volví a felicitar por la carrera y nos abrazamos. Estaba pletórico, seguramente porque debía tener el cuerpo lleno de endorfinas.

Durante la carrera se había sentido muy bien, pero se había caído en la calle Valencia y se había dado un fuerte golpe en el glúteo izquierdo. Eso lo había desanimado un poco y había hecho que tuviese que enfrentarse a su muro personal, mucho antes que el resto. Pero con un poco de calma y respiración, se había podido evadir de aquella molestia para seguir adelante.
Mientras seguíamos hablando de la carrera, dejó todas las botellas que llevaba en el suelo y me dijo: Me apetece volver a abrazarte. Es muy fácil tener una buena relación con Esteve porque tiene una personalidad maravillosa, pero me emocionó enormemente. Me agradeció el apoyo, los consejos y el asesoramiento. Un placer que comparto completamente.
PRÓXIMA CITA: EMPÚRIES
Ahora ya está pensando en volver a correr otra Maratón descalzo. Será el 29 de abril en Empúries, donde se celebrará el Campeonato de Catalunya de Maratón. Donde, además, se concentrarán una buena parte de los corredores minimalistas y descalcistas del país. Para devolver a los pies, parte de la Historia que les corresponde vivir.

Este artículo ha sido publicado en la revista Fosbury en catalán.